domingo, 25 de noviembre de 2018

ANIME Y ARTE


El término anime se usa para referirse a la animación japonesa. Es un fenómeno cultural y de entretenimiento que goza de gran popularidad a nivel internacional. Se trata de un arte que está vinculado al manga, el cosplay y otras disciplinas y tendencias.


El anime se reconoce por su variedad de géneros, su estilo artístico único, y por lo profundo y emocional de sus historias. Este se divide en géneros: aventura, ciencia ficción, historias para niños, romance, fantasía medieval...

Algunos géneros de anime

El gusto por el anime es subjetivo y personal, muchas personas disfrutan de este estilo de animación, aunque no todas de la misma forma.
Belladonna of Sadness (1973)

Para muchos, el anime es una simple manera de pasar el tiempo, solo ven lo que sucede frente a sus ojos, es decir, las acciones, los diálogos, la trama, si el bueno gana o pierde, cuál es su personaje favorito y cuál es el desenlace final. No prestan mucha atención a todo lo que hay alrededor del núcleo de la historia o a lo que realmente ha hecho del genero el gran éxito oriental y occidental que es hoy en día.

Devilman Crybaby

Para otros, lo más importante es disfrutar el arte detrás de estas creaciones, los detalles plasmados en los personajes, los paisajes, los fondos, la animación... Todo lo que conforma la serie más allá de su historia y lo entretenida que pueda llegar a ser. El anime no es solo  robots peleando, niñas mostrando su ropa íntima o magos defendiendo el mundo de desgracias espantosas, es mucho más, es habilidad y  talento de grandes artistas que se encuentran trabajando detrás de la pantalla.



Hayao Miyazaki

Queremos destacar una obra de arte dentro de este género: El cuento de la princesa Kaguya. Predominan los blancos, las líneas de carboncillo y los colores de acuarela. Es una película abstracta e impresionista. Las emociones de su protagonista se reflejan a través de los trazos. Una auténtica proeza en una industria que ya ha olvidado la técnica artesanal, la del dibujo a dibujo hecho a mano. Durante la película el espectador puede deleitarse con paisajes tan hermosos como estos:




Takahata recupera el estilo tradicional nipón, el Yamato-e de la pintura sobre pergamino, con líneas sinuosas que escapan del encuadre en plena expansión y que se mezclan con otros estilos más modernos como el impresionismo de Matisse o de Monet. Ligeras (y bellísimas) impresiones de un mundo repleto de colores mínimos.

Destacar también la escena de la película en que la princesa, harta de su vida de noble dama enclaustrada, triste y furiosa arremete contra todo y decide comenzar una huida nocturna hacia el bosque. Los trazos se desdibujan hasta convertirse en auténticas sombras, la figura de la princesa se deforma y se convierte casi en una mancha de color que corre en mitad de una pesadilla abrumadora y terrorífica.


Nadie nunca ha conseguido que los sentimientos de un personaje de animación queden plasmados de una forma tan violenta entre los trazos de un dibujo.


Incluso hay animes que nos recuerdan a grandes directores como la serie Sidonia no kishi. Cuando ves una secuencia no sabes si estás viendo un anime o una película de Stanley Kubrick. El trabajo en la luz es insuperable y logra imágenes que te dejan sin aliento.



Y otros que representan grandes obras pictóricas, además de incorporar escenas tradicionales en un contexto propio, haciendo que te enamores de todas las secuencias.


Secuencia de la película Miss Hokusai en la que se introduce el cambio estético: desde el tranquilo discurrir de la barca sobre el río hasta el agitado mar de La Gran Ola de Kanagawa.


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