domingo, 25 de noviembre de 2018

LA ISLA MÍNIMA




La isla mínima es una película española estrenada en 2014 y dirigida por Alberto Rodríguez.

El largometraje se desarrolla en 1980, concretamente en un pequeño pueblo de las marismas del Guadalquivir. La película comienza con dos adolescentes que desaparecen durante sus fiestas. Nadie les echa de menos, salvo Rocío, la madre de las niñas, la cual logra que el juez de la comarca se interese por ellas. Desde Madrid mandan a dos policías, Juan y Pedro. Pero una huelga de los trabajadores del campo, dificulta las tareas de investigación de estos dos policías los cuales reciben presiones para solucionar el caso cuanto antes. La investigación policial pone en evidencia que en los últimos años han desaparecido varias jóvenes más y que aparte de la cosecha del arroz, existe otra fuente de riqueza que es el tráfico de drogas. Por lo que juntos, estos dos policías tienen que superar la situación y descubrir al asesino.




En este video se muestra una entrevista al director de la película, Alberto Rodríguez:



Lo que más llama la atención de la película es donde está rodada, en las marismas del Guadalquivir, zonas muy extensas y con una gran iluminación y con horizontes que no acaban nunca. El paisaje es agreste, húmedo, ocre, solitario, sobrio:





Además en este video del rodaje de la tercera semana podemos observar la gran extensión de tierra que ocupa las marismas, nada más en arroz son cuarenta mil hectáreas de cultivo. En el video se explica también que se han tenido todo tipo de paisajes ya que es una zona bastante variada:





Por otra parte, y centrándonos ahora en los lugares de interior, vemos como son sitios pequeños, claustrofóbicos y oscuros para crear esa atmósfera de agobio y de claustrofobia en la que se encuentran inmersos los personajes: 






Por último, decir que el Guadalquivir y sus marismas cenagosas nos son presentados de la manera más brillante y hermosa posible. Alex Catalán es el responsable de lo mejor de la película: su fotografía. Los planos que aparecen en la película no sólo nos ofrecen un regalo a la vista, sino que nos transmiten el mismo mensaje que a lo largo de la película: los personajes están en un laberinto gigantesco, no hay cambios, el paisaje sigue igual. El último paisaje que podemos verlo al final del largometraje, deja de ser estático para realizar un descenso de la cámara, enfocando una carretera que se pierde entre los cultivos. En el siguiente video, a partir del minuto 3:07 se puede observar lo dicho anteriormente.



















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