domingo, 2 de diciembre de 2018

OSCAR 2018: NOMINACIONES A MEJOR FOTOGRAFÍA

Las películas que se estrenaron a lo largo del año 2017 se premiaron en la 90ª Edición de los Premios Oscar, el 4 de marzo. Sin duda los galardones que más titulares acapararon fueron el de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz y Mejor Actor, pero conforme pase el tiempo y los nombres se nos vayan olvidando, lo único que quedará en nuestro recuerdo serán imágenes. Y la calidad y potencia de esas imágenes se premia con el Óscar a Mejor Fotografía.
En 2018 las cinco candidatas a hacerse con el premio fueron Dunkerque, El instante más oscuro, Mudboud, La forma del agua y Blade Runner 2049 (largometraje que obtuvo el premio). Vamos a repasar cada una de estas películas, que sin duda han dejado imágenes impactantes y bellas ya que aún no conocemos las candidatas de este año. 


Roger Deakins recogiendo el Oscar a la mejor fotografía por la película Blade Runner 2049

La categoría de Mejor Fotografía existe desde la primera Edición de los Premios Óscar, celebrada en mayo de 1929. Otro mes de mayo, pero de 1940, tuvo lugar la Operación Dinamo, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Este episodio histórico se relata con fuerza en Dunkerque, de Christopher Nolan, una película en la que predominan los tonos azules y oscuros.

Inspirado por las olas de la costa atlántica y por el humo de la batalla, el director de fotografía Hoyte van Houtema, crea una serie de planos estáticos en los que el protagonista da la espalda al espectador para, juntos, observar el paisaje. Es un paisaje triste, fruto de la guerra.


Van Hoytema nació en Suiza en 1971. De padres holandeses, ha trabajado principalmente en películas suecas, alemanas y noruegas, pero también en importantes producciones de Hollywood como Her (2013) o Interstellar (2014). Su empeño por crear imágenes impactantes (hay que recordar el impresionante plano de Saturno en Interstellar) no ha sido premiado todavía por la Academia, y con Dunquerke recibió su primera nominación al Óscar. 

Escena de la película Interstellar

Quien sí sabe lo que es escuchar su nombre en las candidaturas al Oscar a Mejor Fotografía es el francés Bruno Delbonnel (1957). Se presentó ante el mundo con colores llenos de luz en Amélie (2001), por el que fue nominado al Oscar.

Amélie (2001)

 Luego ha vuelto a verse entre los mejores en 2004, 2009 (por la fotografía en Harry Potter), 2013 y también en 2018, tras su gran trabajo en El instante más oscuro.

El instante más oscuro, 2017

El instante más oscuro tiene como protagonista a Winston Churchill y nos da una pista en su propio título sobre la paleta de color que predomina en la película. Colaborando con el director, la sección de maquillaje y el vestuario, el director de fotografía debe crear ambientes que ayuden a narrar la historia escrita en el guión. En este caso, Delbonnel escoge iluminación fuerte puntual (a través de ventanas o focos), iluminación tenue (con lámparas) y muchos rincones de oscuridad para acompañar a la historia. El momento histórico en el que transcurre la acción requiere de colores apagados. Hay muchas escenas de la película en la que las escenas son una sucesión de grises, que chocan con los dorados de los despachos en los que Churchill medita cómo enfrentar la amenaza que representa Adolf Hitler.

El instante más oscuro, 2017


El instante más oscuro, 2017

Aunque muchas veces inadvertido por el gran público, el trabajo de un director de fotografía es vital para la composición de una buena película. La transmisión de emociones y sensaciones a través de la atmósfera creada es obra del director de fotografía, que no sólo escoge paisajes, luces y colores, sino también movimiento y velocidad de las secuencias, el encuadre y posición de las cámaras o la disposición de los actores en cada toma. Comprendida la importancia de la fotografía, el espectador puede disfrutar mucho más de cada película, atendiendo a cada plano prestando atención a muchos más detalles, y recibiendo y entendiendo mucha más cantidad de información. En Mudbound, la joven Rachel Morrison opta por una paleta de colores pastel para envolver la historia de dos hombres que vuelven a casa tras la Segunda Guerra Mundial. La vida en el medio rural en Mississippi es muy diferente a la del campo de batalla, y la tranquilidad del campo se enturbia con el racismo.

Mudbound, 2017
Mudbound, 2017

Nacida en 1978, Rachel Morrison se descubre ante la crítica con su trabajo en Mudbound, tras haber pasado desapercibida hasta ahora. Recibe su primera nominación al Óscar gracias a sus planos quietos y profundos, que transmiten al espectador la paz de la naturaleza, presente a través de grandes árboles verdes y amplios cielos de varios colores. El marrón de la madera, al amarillo de las cosechas y el azul del mono de trabajo acompañan la trama otorgándole luz y vida, y a la vez cierta amargura y tristeza. Es la soledad de la libertad, que se encuentra manchada por el trato distinto en función del color de piel.
Mudbound, 2017




Una de las películas más nombradas en la gala de los 90ª Premios Oscar fue sin duda La forma del agua, de Guillermo del Toro. La cinta recibió nada más y nada menos que trece nominaciones, aunque al final se hizo con cuatro premios. Una de las nominaciones es en el apartado de Mejor Fotografía (aunque no lo ganase). A sus 63 años Dan Laustsen consigue su primera nominación a los Oscar, después de haber participado en producciones como La Liga de los Hombres Extraordinarios (2003) y haber trabajado con Del Toro en La cumbre escarlata (2015). En La forma del agua nos presenta un mundo azul verdoso que conmueve y asombra.

La Forma del Agua, 2017
La Forma del Agua, 2017


Fue Roger Deakins quien levantó finalmente la estatuilla a Mejor Fotografía. El veterano inglés, nacido en 1949, se ha reinventado de nuevo para crear mundos increíbles en Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve. Desde que comenzó a dirigir la fotografía de películas en 1982, Deakins ha recibido una impresionante cantidad de nominaciones al Óscar. Fue nominado en 1994, 1996, 1997, 2000, 2001, 2007, 2007 (sí, en 2007 fue nominado dos veces, por dos películas), 2008, 2010, 2012, 2013, 2014, 2015… una sucesión de nominaciones que resulta hasta vergonzosa para la propia Academia, que no ha tenido a bien premiarle en ninguna ocasión.  Desde su trabajo en Cadena perpetua hasta No es país para viejos, pasando por magníficas obras de la fotografía como Fargo, este genio de la cámara ha ido creando ambientes y escenarios llenos de sentimientos durante más de tres décadas. En 2017 volvió a hacerlo con Blade Runner 2049, una película que muestra potentes imágenes y que por fin le dio su ansiado y merecido premio.

Blade Runner 2049, 2017
Blade Runner 2049, 2017

No era fácil igualar a la película original, y si ciertamente el guion quedaba muy por detrás de la filosófica Blade Runner (1982), en cuanto a la fotografía Blade Runner 2049 sí consiguió presentar una mejora importante. El desarrollo de las técnicas de rodaje y de la informática no debería ser una excusa para restar mérito, ya que la clave de la impactante fotografía de Blade Runner 2049 radica especialmente en el uso del color. Desde el fucsia de la realidad virtual hasta el brillo fluorescente urbano, durante toda la película Deakins nos deleita con un pase de imágenes llenas de color y luz, trabajando bien los oscuros y haciendo un buen homenaje a la paleta de la cinta original. En la ciudad todo se llena de un ambiente cargado de contaminación, ruido y anuncios (que no hacen sino transmitir soledad), mientras que en las afueras son la tierra, el polvo y las nubes de arena las que dan toques amarillentos y marrones a los paisajes.

Blade Runner 2049, 2017
Blade Runner 2049, 2017
Blade Runner 2049, 2017

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